viernes, 18 de marzo de 2016

Tercera Clase - Sociología

ANTIGUA GRECIA: PLANTÓN Y ARISTÓTELES.

Comenzamos por Plantón (427-347 A.C) quien, interpelado por los problemas que acuciaban a la sociedad de la época, siempre tuvo muy presente la reflexión sobre el Estado y la organización más deseable de los individuos en el seno del mismo. Sin abundar demasiado en la teoría platónica del Estado ideal y del Filósofo Gobernante, donde se apreciaba una importante dosis de determinismo, a saber, la idea de que la función social y el estrato en el que se alojará al individuo venían predeterminados y vinculaban a un individuo a un modo de vida y una labor en concreto en el seno del grupo, diremos que se trata más bien de una teoría utópica o ideal conforme a la filosofía del autor. Todo ello viene recogido en “La República“, que resulta plasmar, en definitiva, un “cómo habría de ser la sociedad”.
A continuación corresponde hablar de su discípulo Aristóteles, en quien vemos una perspectiva más empírica con respecto a su maestro. La mayoría de sus reflexiones dentro del ámbito del análisis de la sociedad y el Estado se encuentran en su obra “La Política”, de donde se extraerían numerosas ideas y concepciones que vendrían a integrar el pensamiento sociológico  y ciencias políticas futuras.
EDAD MEDIA: SANTO TOMÁS DE AQUINO Y SAN AGUSTÍN.
Los preceptos platónicos perdurarán durante la Edad Media en buena medida moldeados y re interpretados de acuerdo con el dogma del Cristianismo. Por aquel entonces la percepción de la sociedad toma un tinte negruzco, mancillada por los vicios del hombre, consumido por “el pecado”, tornándose en algo casi diabólico, caldo de cultivo de grandes conflictos, guerras y masacres.
Podemos encontrar un enfoque similar al descrito en  los análisis realizados en obras como “La Ciudad de Dios” de Santo Agustín o en la doctrina de Santo Tomas de Aquino. Este último extraerá muchas ideas del pensamiento aristotélico, interpretando que el hombre es un “animal social” nacido para vivir en el seno de una comunidad bajo el poder de una autoridad cuya potestad se justifica en la elección por designación divina.
RENACIMIENTO: TOMAS MORE Y MAQUIAVELO.
Con el renacimiento cambia radicalmente la perspectiva que versa sobre el hombre y el mundo que lo rodea. El ser humano se aleja del determinismo clásico tornándose, por primera vez, un ser capaz de decidir y de tomar las riendas de su propio destino. El mundo real deja de ser un lugar inhóspito, incomprensible y amenazador para pasar a ser una fuente de fuerzas y energías que el hombre puede usar en su provecho. Esta manera de pensar y vivir consiste pues en una mezcla entre racionalidad y espiritualidad.  
LA ILUSTRACIÓN: MONTESQUIEU, ROUSSEAU, TOCQUEVILLE.
Dicha etapa se inaugura en Inglaterra durante el siglo XVII pero alcanza su máximo esplendor con su extensión y desarrollo en Francia durante el siglo XVIII que desembocará en la materialización de sus preceptos -los de la ilustración se entiende- en la Revolución Francesa.
Para los ilustrados la sociedad era susceptible de ser mejorada indefinidamente mediante el perfeccionamiento del uso de la razón. Y es precisamente en torno a este último concepto que gira el pensamiento ilustrado y la gran producción científica -y sociológica- que se diera entonces. Recordemos que el objetivo perseguido por buena parte del pensamiento ilustrado residía en alcanzar la Revolución Cultural mediante la potencial de la educación. Pasemos a hablar de los tres autores seleccionados:
 Montesquieu fue un gran impulsor del pensamiento liberal y democrático. En el ámbito de la Sociología trató de establecer un orden de los datos extraídos de la realidad social, organizándolos en modelos. Buscó la existencia de una relación causal entre los hechos sociales. Consideró posible que en el caos que rodea a los seres humanos y sus sociedades pudiera haber una regularidad, una racionalidad. Por ello se le ha conocido como el primer teórico de la ciencia social. Aparte de esto se le conocería, más en general, por defender la división de los poderes del Estado.
ANTROPOLOGÍA
Sócrates (470-399 a.C.)

No habla tanto del hombre, pero en realidad su doctrina, fue la que centró el pensamiento griego sobre el hombre, sobre la posible búsqueda y consecución de la verdad, sobre, el conocimiento de sí mismo, la dignidad humana y la vida conforme a las normas morales que dictaba la razón. “Conócete a ti mismo” es ésta la máxima obligación moral.

Platón (427-347 a.C.)

Busca enseñar a los hombres a elevarse hacia lo absoluto y trascendente, es un proceso de ascender de lo sensible a lo suprasensible o inteligible, de lo bajo a lo alto, para allí encontrar la felicidad en la contemplación de la verdad y el amor del bien, ésta es la razón de la vida del hombre.
 Aristóteles (384-322 a.C.)

Superó el pensamiento de su maestro. Escribe un tratado entero De anima,  con lo cual ya indica la importancia que él da al alma del hombre que está por encima de todas las cosas por su capacidad de razonar. Pero para Aristóteles alma y cuerpo no son dos sustancias que se unen accidentalmente, -ésto es lo que actualmente entendemos por dualismo-, sino que según él, alma y cuerpo se unen sustancialmente como dos naturalezas incompletas,como materia y forma en una sola naturaleza.
MORAL, ETICA Y VALORES  EN EL HOMBRE
SÓCRATES (470-c. 399 a.C.), filósofo griego, considerado el fundador de la filosofía moral o axiología, que ha tenido gran peso en la posterior historia de la filosofía occidental por su influencia sobre Platón.
La contribución de Sócrates a la filosofía ha sido de un marcado tono ético. La base de sus enseñanzas fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de manera justa. Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y en la búsqueda de definiciones generales, como queda reflejado en los escritos de su joven discípulo, Platón, y en los del alumno de éste, Aristóteles. A través de las obras de ambos, las teorías socráticas incidieron de forma determinante en el curso del pensamiento especulativo occidental posterior.
Platón (c. 428-c. 347 a.C.)
Filósofo griego, uno de los pensadores más originales e influyentes en toda la historia de la filosofía occidental.
El centro de la filosofía de Platón lo constituye su teoría de las formas o de las ideas. En el fondo, su idea del conocimiento, su teoría ética, su psicología, su concepto del Estado y su concepción del arte deben ser entendidos a partir de dicha perspectiva.
La teoría del conocimiento de Platón quedó expuesta principalmente en La República, en concreto en su discusión sobre la imagen de la línea divisible y el mito de la caverna. En la primera, Platón distingue entre dos niveles de saber: opinión y conocimiento. Las declaraciones o afirmaciones sobre el mundo físico o visible, incluyendo las observaciones y proposiciones de la ciencia, son sólo opinión. Algunas de estas opiniones están bien fundamentadas y otras no, pero ninguna de ellas debe ser entendida como conocimiento verdadero. El punto más alto del saber es el conocimiento, porque concierne a la razón en vez de a la experiencia. La razón, utilizada de la forma debida, conduce a ideas que son ciertas y los objetos de esas ideas racionales son los universales verdaderos, las formas eternas o sustancias que constituyen el mundo real.
Kant, Immanuel (1724-1804),
Filósofo alemán, considerado por muchos como el pensador más influyente de la era moderna.
Su pensamiento político quedó patente en La paz perpetua (1795), ensayo en el que abogaba por el establecimiento de una federación mundial de estados republicanos. Además de sus trabajos sobre filosofía, escribió numerosos tratados sobre diversas materias científicas, sobre todo en el área de la geografía física. Su obra más importante en este campo fue Historia universal de la naturaleza y teoría del cielo(1755), en la que anticipaba la hipótesis (más tarde desarrollada por Laplace) de la formación del Universo a partir de una nebulosa originaria.
Las ideas éticas de Kant son el resultado lógico de su creencia en la libertad fundamental del individuo, como manifestó en su Crítica de la razón práctica (1788). No consideraba esta libertad como la libertad no sometida a las leyes, como en la anarquía, sino más bien como la libertad del gobierno de sí mismo, la libertad para obedecer en conciencia las leyes del Universo como se revelan por la razón.
En la Metafísica de las costumbres (1797) Kant describió su sistema ético, basado en la idea de que la razón es la autoridad última de la moral. Afirmaba que los actos de cualquier clase han de ser emprendidos desde un sentido del deber que dicte la razón, y que ningún acto realizado por conveniencia o sólo por obediencia a la ley o costumbre puede considerarse como moral.
Descartes, René (1596-1650), filósofo, científico y matemático francés, considerado el fundador de la filosofía moderna.
Descartes trató de aplicar a la filosofía los procedimientos racionales inductivos de la ciencia y, más concretamente, de las matemáticas. Antes de configurar su método, la filosofía había estado dominada por el escolástico, que se basaba por completo en comparar y contrastar las opiniones de autoridades reconocidas. Rechazando este sistema, Descartes estableció: “En nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos ocuparnos de objetos de los que no podamos lograr una certidumbre similar a las de las demostraciones de la aritmética y la geometría”. Por esta razón determinó no creer ninguna verdad hasta haber establecido las razones para creerla. Comenzó sus investigaciones a partir de un único conocimiento seguro: “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”). Partiendo del principio de que la clara consciencia del pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios. Dios, según la filosofía de Descartes, creó dos clases de sustancias que constituyen el todo de la realidad. Una clase era la sustancia pensante, o inteligencia, y la otra la sustancia extensa, o física.
egel, Georg Wilhelm Friedrich (1770-1831)
Filósofo alemán, máximo representante del idealismo y uno de los teóricos más influyentes en el pensamiento universal desde el siglo XIX.
El propósito de Hegel fue elaborar un sistema filosófico que pudiera abarcar las ideas de sus predecesores y crear un marco conceptual bajo cuyos términos tanto el pasado como el futuro pudieran ser entendidos desde presupuestos teóricos racionales. Tal propósito requería tener en cuenta, primeramente, la realidad misma. Así, Hegel la concibió como un todo que, con un carácter global, constituía la materia de estudio de la filosofía. A esta realidad, o proceso de desarrollo total de todo aquello que existe, se refirió como lo absoluto, o espíritu absoluto. Para Hegel, el cometido de la filosofía es explicar el desarrollo del espíritu absoluto. Esto implicaba, en primer lugar, esclarecer la estructura racional interna de lo absoluto; en segundo lugar, demostrar de qué forma lo absoluto se manifiesta en la naturaleza y en la historia humana; y en tercer lugar, explicar la naturaleza teleológica de lo absoluto, es decir, mostrar el destino o el propósito hacia el que se dirige.
 Tomás de Aquino, Santo (1225-1274),
Teoría defendida por algunos pensadores medievales según la cual hay dos verdades, una teológica o de fe y otra filosófica o de razón.
 Una de las cuestiones fundamentales del pensamiento medieval es la de la relación entre la fe y la razón. El conocimiento al que se llega por la razón es un conocimiento evidente y da lugar a la filosofía y la ciencia; el que se fundamenta en la fe no es evidente –aunque pueda ser para un creyente más verdadero que el filosófico–, y da lugar a la experiencia religiosa. Como consecuencia de la diferencia en el método de fundamentación de las creencias puede ocurrir que las tesis a las que se llega a partir de la fe sean distintas de las tesis a las que se llega a partir de la razón, y la historia muestra claramente el conflicto que se puede establecer entre estos dos ámbitos o esferas (la esfera sobrenatural  y la esfera natural). En el siglo XIII el conflicto se vivió intensamente con el redescubrimiento del pensamiento aristotélico. Aristóteles no es claro en el tema de la eternidad del mundo y la inmortalidad del alma, y algunos intérpretes consideraron que defendía la eternidad del mundo y la mortalidad del alma individual. Teniendo en cuenta que el dogma cristiano afirma la  creación del mundo y la inmortalidad del alma no es extraño que los cristianos aristotélicos tuviesen aquí un conflicto. La teoría de la doble verdad quiere ser una solución: según esta teoría hay dos verdades, la verdad de la religión, para la cual, por ejemplo, el alma de cada persona es inmortal, y la verdad de la razón y la filosofía para la cual el alma individual no es inmortal. Algunos de los defensores de este punto de vista, como Sigerio de Brabante, fueron perseguidos por la autoridad. Otros filósofos consideraron que la solución propuesta por esta teoría es inaceptable, pues parece absurdo que puedan existir dos verdades opuestas sobre la misma cuestión, e indicaron que una de las dos tesis estaba equivocada. Así, Santo Tomás se opuso a la teoría de la doble verdad reinterpretando el pensamiento aristotélico y haciéndolo compatible con las tesis cristianas. El Aquinate considerará que el entendimiento agente al que se refiere Aristóteles en el “De Anima” y del que dice que es inmaterial e inmortal, se encuentra como una parte en cada una de las almas individuales, indicando por tanto la inmortalidad del alma humana.
Nietzsche, Friedrich (1844-1900)
Filósofo, poeta y filólogo alemán, cuyo pensamiento está considerado como uno de los más radicales, ricos y sugerentes del siglo XX.
Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación “Dios ha muerto”. Estaba convencido de que los valores tradicionales representaban una “moralidad esclava”, una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en tales conductas servían a sus intereses. Afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato del hombre por venir, el “superhombre” (Übermensch).

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